No hay día en el que no escuche aunque sea un disco de alguna banda que me guste y no hablo de 2 o 3 canciones, hablo de un disco ENTERO, de principio a fin, sin saltear canciones, sin omitir nada.
La música representa un papel extremadamente importante en mi vida, me acompaña desde que me despierto hasta que me acuesto, espero el transporte con música, viajo con música, camino con música, trabajo con música, juego a cualquier cosa ya sea en la computadora o en consolas con música.
Por qué se titula "De amores y odios, la música y yo"? Es muy fácil, me pasa en el 99% de los casos que cuando estoy de buen ánimo (tengo la costumbre de poner en aleatorio el reproductor, sea en el medio que sea) y disfrutar del cambio de ritmos, de los contrastes, de encontrarme con temas opuestos uno seguido del otro, de encontrarme con voces dulces e instantáneamente se transformen en alaridos violentos acompañados del más enloquecedor solo de guitarra.
Y por qué el odio dirán... Porque cuando estoy triste, igual sigo eligiendo poner en aleatorio mi música, o pongo la radio, o no se, busco algo que suene para hacerme más ameno el momento y pareciera que el mundo o más bien mis dispositivos, las emisoras y los artistas en componer y pasar en todo momento temas que reflejan mi estado de ánimo, temas que me pinchan el corazón, que me estremecen, que me hacen poner la piel de gallina y añorar cosas que ya no están, o que están pero que no del todo bien.
Como pueden ver en las 2 entradas anteriores hablo de algo bastante en particular (no pienso hacer una reseña, así que no sean flojos y lean), no hubo mañana en la que al ponerme los auriculares y emprender mi cotidiano viaje hacia la oficina este tema no suene primero, JURO que no encontraba la razón, pero SIEMPRE, sonaba este tema...
Y las lineas que escribo a continuación son al compás de esta misma canción, amo la música, me transmite tantas cosas, sensaciones hermosas, mundos imaginarios repletos de belleza, pero también a veces hace una incisión en el medio del pecho y saca a relucir todas mis dolencias, mis fracasos, mis fantasmas y es ahí cuando el amor se transforma en odio, es ahí cuando me dan ganas de tirar los auriculares lejos, pero es ahí cuando me hago un poquito más fuerte, cuando enfrento mis fracasos, mis dolencias y mis fantasmas, gracias a la música, es ahí cuando el niño se vuelve hombre y aprende, es ahí cuando de escudero me ascienden a paladín y es ahí cuando empiezo a entender un poco más de todo lo que cargo dentro.
Como diría mi amado Serrat "Golpe a golpe, verso a verso" voy sacando todo aquello que reprimí, que escondí y que no me permitía disfrutar la vida como se merece ser disfrutada. Cada día la música me enseña, cada día la música me salva y es ahí cuando vuelvo a enamorarme, cuando vuelvo a dejarme golpear o dejarme elevar por ella. Es ahí donde me doy cuenta que crecí un poco más.