Hace poco tuve la desgracia de
ver un suicidio en vivo y en directo a través de una red social, vi a una
criatura quitarse la vida y pedir disculpas por no haber sido lo
suficientemente buena o lo suficientemente fuerte.
He visto todo lo bajo que tiene
internet para ofrecer, hace años que habito ese mundo etéreo y pude ver con el
pasar del tiempo como se fue transformando de una fuente de información y
comunicación a un monstruo social que se alimenta de la necesidad de las
personas, la necesidad de dejar de ser invisibles, de ser vistos por quien les
gusta, por sus amigos, por sus familias, veo como se imponen estándares de
belleza, modas y como en un abrir y cerrar de ojos se destruye la vida de una
persona con tan solo un click.
Por qué digo que es un monstruo
social? Porque para quienes no saben utilizarlo se muestra amigable, te da la
oportunidad de mostrarte al mundo, de compartir tu día a día, tus fotos con
amigos, tu mascota, que cenaste, tu lugar de trabajo, tus salidas. Inocentes
aquellos que no pueden ver al lobo envuelto en la piel de un cordero que se
deleita y crece pornográficamente a niveles exponenciales creando deidades
efímeras con fecha de caducidad que son seguidas por grandes y chicos, que
moldean mentes al punto de convertirlos en clones de su imagen de adoración,
las grandes marcas sponsoreando a peleles que no tienen nada para decir, que no
dejan enseñanza alguna, que se desdoblan y dejan su lado humano para
convertirse en un producto viviente.
Se compra el producto elegido
por el mismo producto, la belleza se vende como un cuerpo trabajado, con los
músculos marcados, la felicidad se muestra como un despilfarro de dinero o el
deber de tener el artículo de moda para ser parte del rebaño, hay quienes se
niegan a ser parte, hay quienes quieren ser parte y no pueden, se hace lo
imposible por pertenecer aunque tengan que dejar de lado su dignidad. Se
segrega a quien no puede, se denigra al que poco le importa pertenecer, hordas
de fanáticos, perversos y sociópatas que poco les importa el calibre de la
munición que usan para acribillar a sus víctimas disparan sin piedad contra la
psique del individuo aniquilando a veces incluso su deseo de vivir. Malditos
aquellos que con una palabra truncan un sueño, pobres infelices los que se
creen superiores al resto y se ven envueltos en un manto de pureza porque están
avalados por los estándares y las modas.
Cuando nos volvimos tan
descartables? Nos volvimos descartables desde el momento que no leímos los
términos y condiciones de la tan afamada Vida 2.0, la prostitución por el Like,
rifar nuestros valores al mejor postor y nuestro amor al/la dios/a de turno.
Que equivocados estábamos al
pensar que esto nos iba a unir más, nunca estuvimos más lejos de la verdad que
en aquel momento en el que compramos todo este circo, tuvimos la oportunidad de
convertirlo en algo que realmente valiese la pena y lo convertimos en un burdel
de la más baja calaña.